Me encanta cuando los consumidores cambiamos las comunicaciones, las adaptamos a nuestra realidad. Y más me encanta cuando los encargados de marketing adaptamos estos cambios a nuestras campañas.
Cuando se trata de cuidado de figura, la transfiguración más simpática es la que hacen las consumidoras de Ser. Ellas comen "postrecitos". No comen postres.
El diminutivo, los eufemismos son, por excelencia, formas de esconder la vergüenza o la culpa que nos provoca algo: "me cambio rapidito" aunque tardes media hora, "me cayó mal el lechoncito" pero comiste un señor Lechón.
Postre, connotación negativa, malo malo, comer = engordar = ser infelíz, malo malo.
Postrecito, connotación positiva = es un gustito = no me zafé de la dieta = sigo cuidandome.
(aunque coma postres y no tengan gusto a nada más que plástico, Nota del Escritor).
Si tuviesemos que encontrar un tipping point de la cuestión diría que el éxito de Ser, a pesar que comunica como yogurs, es que su línea de postres se transfiguraron en "postrecitos" y, sin lugar a dudas, crea el perfecto link con sus consumidoras, no solo las completa sino que las entiende: habla con las palabras de ellas.
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Excelente post!
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