"Una vez un entrevistado contó que tenía dos bodegas. Una pública, donde
sus amigos tenían libre acceso y donde tenía los vinos de calidad media. Otra,
escondida, donde tenía los vinos especiales, aquellos que cuidaba. Le
preguntamos cuándo tomaba esos vinos. Contó que ciertas noches, se quedaba solo
en la casa, se sentaba en su sillón preferido, luces tenues, y buen vino. Bebía
y se disfrutaba pensando en cómo se vería haciendo esto. La idea de espejo.
Como si tomar ese vino le devolviese una imagen mejor de sí mismo."
Escuchado al pasar.
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